Mendigo amor,
un poco de aquí y allá,
al módico precio
de arrendar mi alma.
Tendrás mi cariño
a cambio del tintineo
de un par de monedas
y te abrazaré tan fuerte
como si mis frágiles brazos
fuesen almenas.
Mi apetito a subasta,
solo pido una caricia,
una migaja.
Con tu aprecio,
mi orgullo será tuyo.
En el trueque
seré esclavo
condenado por tu sed.
Un gesto que despierte
mis risas y esperanzas
que mis ganas de vivir,
con el café solo
de las mañanas,
ya no me basta.
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