sábado, 24 de junio de 2023

- El Caso Eve

 

El Caso Eve

revision 2.0


   Leo era un hombre introvertido y reservado, cuya vida se desenvolvía en la monotonía de una oficina anodina. Pasaba la mayor parte de sus días inmerso en labores que, aunque para otros parecían inconexas y aburridas, Leo cumplía meticulosamente y sin mayor esfuerzo.
    Le gustaba analizar datos, tablas y estadísticas para su nuevo jefe, un “asesor financiero” en una empresa de poca monta, sin que este llegara a comprender del todo el propósito de su trabajo. Sin embargo, su dedicación y lealtad eran notables, y era respetado por ello. Nunca sabrá lo alto que hubiera llegado en el mundo de la Bolsa, si su antigua empresa no hubiera quebrado.
    Leo era cautivo de su propia timidez y cautela, como si fueran cadenas que lo ataban a la sombra de la incertidumbre, prefería la tranquilidad y la seguridad de su rutina, amaba los momentos de silencio. Era apreciado por muy pocos por su valía e ignorado por la mayoría de la oficina, incluyendo su joven jefe.

    No era aficionado a los riesgos ni a los encuentros casuales, por ese motivo, cuando su compañero de trabajo, Michael, le sugirió probar una página de citas, Leo se mostró reticente y dudoso. Sin embargo, a regañadientes, decidió darle una oportunidad a la idea.
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-“¿Por qué no? Pensaba, ¿qué puede salir mal?”

    A través de la plataforma virtual, Leo se adentró en un mundo desconocido y lleno de incertidumbres, un mundo que no dominaba ni controlaba con callejones sin destino, donde se sentía torpe y errático y fue así con el pasar de los días que se topó con Eve, una mujer que despertó su curiosidad y su fascinación desde el primer momento.

    Aunque sus intercambios de mensajes eran limitados y cautelosos, Leo con el paso del tiempo, empezó a sentir una conexión especial con Eve. La forma en que ella se expresaba, la misteriosa sonrisa en su fotografía de perfil y las conversaciones que mantenían despertaron en Leo una chispa de emoción y aventura que estaba dormida en lo más profundo de su ser.

-“¿quién eres?”, se preguntaba Leo así mismo constantemente.

    Con cada mensaje nuevo se iniciaba un juego de complicidad un acercamiento que hacían sentir a Leo que había más en Eve de lo que podía imaginar. Su personalidad intrigante y su aura enigmática lo cautivaron de inmediato, atrayéndolo hacia un mundo oscuro y apasionante y mundo nuevo del que nunca había formado parte.

    Pasaban los días y Leo se convirtió en un personaje atrapado por el deseo, un hombre que comenzó a vislumbrar la posibilidad de un mundo más emocionante más allá de los confines de su oficina y su vida cotidiana. Eve se había convertido en una salida, un catalizador que despertaba en Leo un anhelo de vivir una vida más plena y apasionada.
    Poco a poco, Leo fue liberándose de sus ataduras y decidió dar un paso más y accedió encontrarse algún día cara a cara en un bar, un lugar neutral y discreto donde pudieran conocerse y cenar. Ese encuentro en el bar marcaría un punto de no retorno en la vida de Leo, sin embargo, la aparición de Eve en su vida lo impulsaba a explorar y a cuestionar las barreras y escudos que por años él mismo se había autoimpuesto. Los nervios y dudas lo embargaban, pero estaba dispuesto dejarse llevar por la corriente desconocida que le arrastraba hacia Eve.

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    No había tiempo para echarse atrás y que su cita llegara tarde no ayudaba a apaciguar la ansiedad que Leo intentaba en vano ocultar al camarero detrás de la barra mientras le ofrecía otra copa.
Se encontraba sentado solo en el sórdido bar, la incertidumbre y los nervios danzaban en sus ojos oscuros. Habían pasado años desde la última vez que se aventuró a una primera cita, y esta noche era diferente. No había lugar para las casualidades. Mientras saboreaba su copa, y miraba inquieto aquel lugar, una sensación inquietante se apoderaba de él, como si presintiera que algo se avecinaba o simplemente era incapaz de controlar sus nervios.

-“¿Desea otra copa, señor?”

-“Sí, gracias” respondió Leo, tomando un sorbo y desviando la mirada hacia la puerta, esperando ansiosamente.

    En ese preciso momento, la puerta del bar se abrió y entró ella. Su figura no destacaba entre la multitud, aunque su vestimenta era sencilla y de apariencia discreta; sin embargo, había algo en ella que atraía las miradas de aquellos que se cruzaban en su camino. Su distintiva y exuberante melena negra, rizada y llena de vida, resaltaba entre las parejas anónimas que llenaban el bar, capturando la luz de manera seductora. Era como si cada rizo fuera un enigma esperando ser desenredado.

    Una mueca de su boca era suficiente para otorgarle un aura magnética y enigmática. Era como si ocultara miles de secretos profundos y emociones intensas detrás de su apariencia aparentemente calmada.

    Su encanto radicaba en esos detalles sutiles pero poderosos, que despertaban el interés y la fascinación de aquellos que se atrevían a adentrarse en su mundo.

-“Buenas noches, Leo” - dijo con una sonrisa dulce y amable.

    Se sentaron frente a frente en la mesa, rodeados por la atmósfera ausente del restaurante como dos jugadores de ajedrez decidiendo quién tomaba el primer movimiento.
    Leo buscaba las palabras adecuadas mientras observaba a Eve, pero esta callaba burlona, sabiéndose experta en un juego que su rival no alcanzaba siquiera comprender.

-“Hay conexiones invisibles, Leo, que nos unen con personas que jamás imaginaríamos. El pasado puede ser un laberinto misterioso”

    Eve sonrió de manera enigmática, jugueteando un rato con su copa y apoyando su barbilla en sus manos mirando fijamente a Leo.

-“¿Alguna vez has ido a un concierto de jazz?”

    Leo negó con la cabeza, sintiéndose un poco avergonzado, con un solo movimiento, se vio derrotado. Eve inclinó ligeramente la cabeza, mostrando compasión con un brillo travieso en sus ojos.

-“Bueno, tal vez podamos cambiar eso en algún momento.”

    Los minutos pasaban, siguieron conversando, riendo y maniobrando cuidadosamente en un juego, que poco a poco Leo creía que aún no estaba todo perdido, pero con cada pregunta de ella, Leo estaba más arrinconado.

-“Me intriga saber más sobre ti, Leo. Hay algo en ti que me resulta fascinante. Eres reservado, pero veo un brillo de curiosidad en tus ojos. ¿Hay algún sueño o deseo que hayas mantenido oculto dentro de ti?” - preguntó Eve, desafiando su timidez con suavidad.

    Leo se tomó un momento para reflexionar, sintiendo cómo las barreras se desvanecían poco a poco.

-“Creo que todos tenemos nuestros sueños guardados en algún rincón de nuestro corazón. Pero a veces, la vida nos presenta oportunidades inesperadas para perseguirlos. Tal vez esta noche no fue una casualidad”

    La velada continuó, entre risas, gestos sutiles y una conexión creciente. Leo se encontraba encantado por la perspicacia de Eve y su habilidad para hacerlo sentir especial. La tensión inicial se desvaneció, dejando espacio para la complicidad y el deseo mutuo de descubrir más el uno del otro.

    Al final de la cena, Leo se dio cuenta de que esa noche era solo el comienzo de una historia fascinante. La magia que se había creado entre ellos era palpable, y ambos sabían que había mucho más por explorar y descubrir en el camino que tenían por delante.

    Decidieron caminar de regreso. El camino hacia el apartamento de ella fue una amalgama de luces, risas y sombras alargadas. Una sensación palpable flotaba en el aire, creando un nudo en el estómago del hombre.

Eve: (mirando pensativa hacia la noche) -“Leo, ¿alguna vez te has preguntado cómo sería si pudiéramos cambiar nuestras vidas por completo... que nos falta algo, algo que anhelamos desesperadamente y que haríamos cualquier cosa para alcanzar ese sueño?”


-¿A qué te refieres, Eve? Preguntó sorprendido

-“Imagina por un momento que pudiéramos deshacernos de todas nuestras cargas y empezar de nuevo, en un lugar lejano, donde nadie nos conozca y podamos ser quien queramos”
-“Suena tentador, pero...
-”Es solo un pensamiento fugaz que me ha venido a la mente. A veces, me pregunto si nuestras vidas podrían ser diferentes, si hubiéramos tomado decisiones distintas en ciertos momentos del pasado. Mientras caminamos por estas calles, me pregunto qué oculta el velo del pasado. Cuántas historias se entrelazan en los recovecos de esta ciudad. ¿No te parece fascinante cómo nuestras vidas pueden cruzarse sin que siquiera lo sospechemos?
-”de repente vuelves a comporta tan enigmática como en la cena, Eve”
(entre risa burlona) -”No te preocupes demasiado por ello, solo son divagaciones, Leo. Vamos, ya casi hemos llegado.”

    El apartamento poseía la misma sencillez y belleza de Eve, humildemente amueblado, pero acogedor. Luces tenues discretamente colocadas en alguna mesilla aquí y allá, pero suficientes para hacerlo un rincón apacible y acogedor

-”¿te apetece escuchar un poco de jazz? Preguntó Eve mientras le ofrecía una copa vino.”

    Dentro de aquel refugio privado, la tensión alcanzó su punto máximo. Las palabras se volvieron susurros cargados de intenciones ocultas, mientras ella, con movimientos elegantes y sensuales, comenzaba a despojarse de sus capas de seducción.

    Leo no podía dejar de mirarla a la cara. Lo que más destacaba en su rostro eran sus labios, una declaración audaz y vibrante que contrastaba con su apariencia modesta. Eran labios que parecían susurrar misterios y promesas, una invitación irresistible a aventurarse en su mundo enigmático, labios de color intenso, pequeños y apasionados, seductores y a la vez prohibidos. Eran unos labios... de color rojo maldito.

    Con cada sonrisa o ligera mueca de sus labios, le atraían la atención de quienes se encontraban cerca, despertando la curiosidad y el deseo.

    Cada compás era una excusa perfecta para acortar las distancias, y antes de que terminara la primera pieza, se encontraban de pie en mitad del salón fusionados en uno, y se besaron.

-“Desnúdate despacio”, le susurró al odio con voz cálida y firme.

    La falta de experiencia y el nerviosismo de Leo traicionaron su deseo. Sus manos temblorosas apenas lograron desprenderse torpemente de su ropa, revelando su vulnerabilidad en contraste con la confianza implacable de ella que permanecía frente a él serena e indiferente.

-“¿Te apetece jugar a un juego, Leo?”

Fue entonces, en ese instante fugaz, cuando su mundo empezó a resquebrajarse.

(Con una mirada furiosa y penetrante) -"Leo, Tú eres la pieza de mi búsqueda de respuestas en el camino, cada historia que cuentas, cada secreto que callas, es como un hilo que me conduce hacia una tela de intrigas y misterios. Mi curiosidad no es solo casualidad, sino una necesidad de desentrañar los enigmas que te rodean. Hay secretos que guardas, y estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para desvelarlos”

    La habitación se sumió en un silencio sepulcral mientras ella, con ojos brillando con una mezcla de desafío y malicia, con una sonrisa desconcertante, abrió un cajón, sacó un arma y mientras se acercaba a él, Leo descubrió que ese mismo que había encendido su pasión, ahora era una mueca cruel y amenazante.

-“! Sal de mi casa!", ordenó mientras le apuntaba a la cara.

    Con una voz fría y cortante, lo expulsó de su morada, dejándolo desnudo y desorientado en el oscuro pasillo, su mente luchaba por comprender el giro aterrador de los acontecimientos.

    Aturdido y despojado de todo, el hombre se aferró a su último hilo de cordura y desesperación. Un portazo sonó tras de sí mientras trastabillaba desorientado por el corredor
    Se dirigió al final de la galería en busca de un destartalado teléfono colgado de la pared que recordaba haber visto. Trató de calmar a sus dedos temblorosos y apenas pudo tocar los botones que parecían más pequeños y escurridizos de lo habitual. Marcó el número de emergencia con una mezcla de urgencia y pánico, sus palabras entrecortadas relatando la pesadilla que acababa de vivir. Allí, desnudo y desorientado en el pasillo, su último recurso fue el teléfono. Llamó a la policía, suplicando ayuda.
    Los agentes llegaron, las sirenas rasgaban el aire nocturno. Y él, en un acto de sonrojo y valentía, les contó todo. Cada detalle, cada sombra. Palabras entrecortadas revelando la terrible pesadilla que había vivido.
La atracción y la conexión que Eve sentía hacia Leo eran solo una fachada para llevarlo a un desenlace fatal. La noche que prometía aventura y pasión, se convirtió en una pesadilla.

    La Policía llamó repetidamente a la puerta. En el apartamento de Eve no había respuesta.
Los policías, decididos a desentrañar la verdad, buscaron respuestas en los vecinos más cercanos.

-”Una chica dice?, en el piso de al lado?... ese piso lleva meses sin estar habitado.”

    Algunos vecinos empezaron a reunirse en el pasillo, entre ellos hablaban y se preguntaban qué hacía un hombre desnudo frente a sus casas o por qué la policía querría entrar en un piso desocupado. Pero nadie supo decir nada.
    Los policías entraron cautelosos, sin saber qué esperar. Y allí estaba ella, inmóvil en el suelo. Un cuerpo frío y sin vida, víctima de un destino retorcido.
    La escena que tenían frente a ellos era escalofriante: un cuerpo inerte yacía en el suelo, atrapado en una tragedia congelada. Las paredes susurraban sobre una lucha violenta, secretos enterrados bajo la superficie.
    Mientras los detectives recolectaban meticulosamente pruebas, la sospecha se posó sobre el hombre sin ropa que había entrado sin saberlo en esta red de engaños.

    Desnudo y desorientado en el pasillo oscuro, Leo se encontró al borde de la locura. Esposado por la policía junto al cuerpo de ella sin vida, dejándolo como el principal sospechoso de un crimen que no recordaba haber cometido.

    El tenso silencio en la sala de interrogatorios se veía interrumpido por el constante zumbido de la grabadora.
Leo, el hombre atrapado en medio de una pesadilla, se encontraba en el centro de la atención policial. Las luces tenues iluminaban su rostro pálido y angustiado mientras los detectives le lanzaban miradas acusadoras y penetrantes, buscando respuestas en sus ojos y por qué no, un atisbo de la verdad.

-”Las pruebas señalan que usted es el principal y único sospechoso del asesinato de la mujer. Parece ser que ella descubrió una conexión entre su antigua empresa y la ruina financiera que sufrió su familia. ¿Qué tiene que decir al respecto?...
-! Hable!
-¿Fue durante la cena o en su piso cuando Eve le desenmascaró?”(Preguntaban los detectives una y otra vez)

Leo se encontraba al borde del derrumbamiento -”¿De qué me están hablando? No entiendo... no... ¿cómo puedo estar involucrado en algo así? Yo... yo no tuve nada que ver con la ruina de su familia... ni con la muerte de E...eve”.

-”Déjeme que le diga lo que paso, señor Leo:"...(comenzó a aseverar el agente mientras se levantaba de su silla). -"Eve descubrió la verdad sobre usted, que usted era el responsable de su desgracia, discutieron, se pelearon, algo salió mal y decidió acabar con la vida de ella... ¿no es así?”


-”Confiese señor Leo"... (descargó un golpe contundente en la mesa con su puño cerrado) "... y puede se salve de la pena de muerte.” 


Leo (con miedo e indefensión): “no así........... no es lo que ocurrió...“No lo... sé, lo juro, juro que...yo.......no”

-”Señor Leo, entendemos que esté asustado y confundido. Pero necesitamos la verdad. La versión que usted dio por teléfono, fue una invención, una burda mentira... y usted creía que podría librarse de esta.”

    La historia de Leo, una vida aparentemente tranquila había dado un giro macabro y siniestro. Atrapado en un enigma oscuro, se vio envuelto en los hilos retorcidos de un crimen que negaba haber cometido. Pocos escucharon la noticia y ningún periódico se hizo eco.

    Pero en el juicio ninguno de los miembros del jurado mostró piedad por Leo, las pruebas eran irrefutables, las huellas por todo el piso, en el arma y toda la sangre en la ropa de Leo.
No había sitio para la inocencia.
Homicidio en primer grado, la pena: cadena perpetua

    Los días se convirtieron en noches, mientras el hombre languidecía en los confines de su celda, su mente atormentada por las preguntas que lo acosaban.
La duda y la paranoia se apoderaron de Leo mientras languidecía en su celda. Se atormentaba así mismo por las incógnitas que lo acosaban. ¿Era yo el asesino? ¿Cómo podía haber matado a alguien sin recordar nada? La línea entre la inocencia y la culpabilidad se volvió borrosa, y la pesadilla se apoderó de su cordura.
    La duda le corría y cada vez la sensación de ser culpable afloraba y se desvanecía la de ser inocente.

Pero fue en las profundidades de su desesperación cuando llegó un visitante inesperado, rompiendo su frágil equilibrio.

-”tu abogado ha venido a verte”, dijo alguacil con voz indiferente.

    Cuando la pesada puerta de metal se abrió, el corazón del hombre dio un vuelco. Esperaba ver a su abogado, un faro de esperanza en la oscuridad con la promesa de una revisión del caso, un acto de desesperación apelando al Tribunal Supremo.
Abrió los ojos incrédulo, un año encarcelado y su presencia irradiaba un aura sobrenatural y su voz portaba un poder que ya había olvidado.

-”Deja de temblar y de parecer un niño. Siéntate Leo”

(No no no, no, imposible, me convencieron de que yo la maté.)

    Mientras ella se acercaba, su figura imponente llenaba la habitación, dejando una estela de peligro a su paso. Sus palabras, entrelazadas con un tono sutilmente amenazador, resonaban en la mente del hombre.

-¿No te alegras de verme... viva?(Susurró diabólicamente con sus rojos labios)

-”!ay, mi querido Leo!, vine a celebrar nuestro primer aniversario, o es que acaso ya no lo recuerdas?”

-(¿Qué está pasando? ¿Cómo he llegado a este punto?”Era todo una farsa?)

-”!!!Por qué!!!......!!! Por qué...!!!(gritó leo)

-”Cálmate Leo, no querrás que me vaya enfadada, eso me rompería el corazón.”

-“Estás loca”


-“Está bien”, dijo Eve con mordaz malicia e ironía mientras se levantaba dispuesta a marcharse, “veo que no te alegras de verme, pensé podríamos jugar un ratito, hablar de música y proseguir por donde lo dejamos... no habrá beso despedida  !chao¡" 
-”espera... Suplicó Leo entre lágrimas

    Eve se detuvo frente a él, con su mirada intensa y penetrante, revelando un silencio que lo dejaba sin aliento.

    Atrapado entre el miedo y la necesidad de redimirse, el hombre asintió con temor. Sabía se habían desencadenado una serie de eventos que ahora parecían fuera de su control.
    ¿Cómo he llegado a esto? ¿Es posible encontrar una salida de esta pesadilla?
Con cada palabra pronunciada, a cada susurro de la mujer, la intriga y el miedo se entrelazaban en el corazón del hombre.

¿Fin?

¿Habrá segunda parte?

    La historia continúa, con el hombre luchando por sobrevivir en un juego macabro de engaños y manipulaciones. Mientras los secretos se desenmascaran y las piezas del rompecabezas se ensamblen, dejando a todos los implicados atrapados en una red de conspiraciones mortales.

¿la verdad finalmente saldrá a la luz?

La continuación está en vuestras cabezas :)





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