martes, 5 de diciembre de 2023

En una esquina de mi habiración



 En la esquina de mi habitación,

de una ciudad adormecida,

bajo la disimulada luz 

de una lámpara de cristal,

te escribo versos en la noche,

sobre los renglones difuminados

 de mi soledad.


Son mis pensamientos mi guía,

que me arrastran,

 hacia un rincón,

de tenue luz.


En mis líneas, 

me pierdo,

desordeno letras

poco a poco,

y entre lágrimas,

avanzo paso a paso,

en silencio,

hacia el resplandor del vacío 

de mi propia cordura.


La ciudad duerme impasible,

en su letargo, 

indiferente, 

mientras yo, deslizo mis huellas

en mi lienzo de palabras,

yacen ausentes, entre grietas, 

 olvidadas, 

atrapadas en la bruma

de mi desesperación.


Cada amanecer,

en mi insomnio perpetuo,

te escribo versos, 

que se desvanecen

como sombras en la ciudad,

que rezuman a latidos,

de secretos abandonados del ayer.



lunes, 4 de diciembre de 2023

Permaneces a tres pasos

 


Permaneces a tres pasos de mi pecho,

y mis dedos no alcanzan tu piel,

esquivas la distancia,

y danzas en mi calma,

posando, ahí de pie,

como llama burlona,

y tu voz enredándose en mi silencio:

 -“Cierra los ojos, pide un deseo”.

En el siguiente latido,

 se aviva un fuego.


A dos pasos de tu pecho, suspiro,

 mi razón enloquece,

un solo paso más, 

venenosa esperanza,

y un aliento confinado se pierde,

donde el tiempo se desvanece,

en la inmensidad etérea de la cercanía.


Pero no bastó, no fue suficiente,

y el susurro de tu voz me estremece:

-“Cierra los ojos, pide un deseo”.


Al siguiente latido,

un témpano de hielo precede.


Con temeridad, a un solo paso 

de la estrechez del abismo,

abrí los ojos, y fundimos, 

latido con latido,

por siempre,

en un mismo destino.



domingo, 3 de diciembre de 2023

No deseo hallar la tristeza



 No deseo hallar la tristeza

en esos ojos tuyos, 

de verdes paisajes, 

y suaves como ríos de primavera.

Ni vislumbrar la ausencia en tus riberas,

donde murmullan los árboles, 

en otoño, y las hojas posan en pena.

En tu mirar, no quiero encontrar,

la sombra que se desvanece,

ni que aniden en tus ramas,

 los pájaros de la melancolía, 

que se nutren de tus lágrimas. 

Quiero presenciar el momento,

donde tu duelo

es arrancado del suelo,

y en tu mirada,

 resplandece de nuevo

el eco de las risas,

reflejo de tu alma,

al igual que con tus ojos, 

las aguas, encuentran la calma.



viernes, 1 de diciembre de 2023

No soy escriba



No soy escriba ni artífice de letras,

mi pluma, apenas una humilde mensajera,

que dócilmente se posa y amontona,

queriendo perseguir,

con ansiosa gracia,

los colores de los olivos en rama,

la sencillez de tus suspiros,

mis pisadas resaltadas en la hierba seca.


He errado por incontables senderos,

y sé que no es tinta

lo que fluye por mis venas,

son arroyos disfrazados,

que serpentean con tu mirada,

esbozando caminos en mi tierra.


Cuando en solitario te imagino,

renuncio a buscarte y lloro,

y las lágrimas descienden,

como pesadas penas contenidas en el rocío,

pero al contemplarte,

descubro letras y versos,

escondidos tras tu rostro.

Y me siento diminuto,

un extraño alejado en mi propio olvido,

bajo la compasiva mirada de un naranjo.


Pero no te abandono

cuando te añoro en la distancia,

te plasmo en cada verso,

lo más fiel que puedo,

con modestas palabras,

y el alma en la mano,

persiguiendo en tus ojos,

mi único sueño.


Hoy, sentado en un banco,



Hoy, sentado en un banco,

pasos familiares

se acercaron.

He visto al viento traer

una sombra, me saludó,

y se sentó junto a mí.

Conversamos sobre los días de sol,

de las nuves grises,

del presente,

de los días que atrás dejamos.

El tiempo parecía detenido a mi lado,

o quizás, lo estaba olvidando.

El sol descendía,

y la sombra inició

los pasos de la despedida,

entre colores ocres y pardo.

Me quedé contemplando el horizonte,

tejiendo mis historias,

solo, en el banco,

cerré los ojos,

y dejé que la noche

acariciara de cerca mi rostro.


Hoy, mientras deambulaba,

vi a un hombre solitario

sentado en un banco,

suavemente me acerqué,

tomé asiento a su lado,

y compartió sus recuerdos,

a las personas que había amado.

Pacientemente esperé escuchando,

hasta la llegada del anochecer,

lo besé en la frente,

y le recordé, que la hora de partir

había llegado.



Tardes tranquilas donde el sol se retira

 


Tardes tranquilas donde el sol se retira,

entre espirales de humo de un cigarro,

que se consume surcando,

junto a las olas que suspenden el mar.


Al calor del consuelo de un café,

un viejo marinero, de rostro curtido,

en sus ojos el brillo de mil mareas,

murmura entonando viejas canciones,

de lamentos, naufragios y amores perdidos,

que en su arrugada piel tostada se han grabado

y su fatigado corazón se esfuerza en olvidar.


Con cada mirada perdida en el horizonte,

acaricia las velas de un barco imaginario,

de travesías largas y velas desgarradas,

y cálidos vientos lo guían de vuelta a su hogar.


Pero el viejo marinero sabe que su alma,

está creada con los sueños de las olas de sal,

en la tierra, se siente extraviado, olvidado,

y navega de nuevo entre recuerdos, perdido,

que le aguardan a su llegada,

en la paz de su propio mar.



Ser romántico




Ser romántico no es solo

encerrar palabras bellas

que hablan de los sentimientos

y las penas,

ser romántico es pasión,

es arder,

es mirar con la intensidad

de un ocaso;

el cómo besas,

y abrazas el tiempo

como si fuera escaso,

descubrir en la respiración

las huellas de su presencia.

Tener miedo y no titubear

cuando en sus ojos tu alma se refleja.

Ser romántico también es sentir,

ser el eco de los latidos del pecho,

es hacer sentir lo que sientes

y tú, con tu magia, haces que yo sienta.

No necesitas ser romántica

lo eres a tu manera,

pero ser romántico,

es hablar con el corazón,

y el tuyo, de grande,

no tiene fronteras.











Tu pelo




Tu pelo, 

como la noche de ébano,

donde la sombra se refleja,

de secretos atrapados,

y  los sueños se enredan.

Allí, donde el viento juega,

y cada brizna morena

desata tormentas.

Un hechizo se despliega,

y la noche, celosa, se esconde,

cuando tu pelo se despierta.

Suspiros atrapados,

pasión que no cesa,

un corazón que late,

bajo el manto de tu melena.



Quisiera ver tus ojos

 



Quisiera ver tus ojos tan cerca,

y transitar más allá

del firmamento que reflejas,

en un viaje sin retorno,

hacia un infinito,

donde nuestros pasos se encuentran.


Al anochecer, tus ojos tan cerca,

enredados en mi mirar,

en un sueño que vacila,

y entre sombras se deslizan,

las olas de mar,

cómplices celosas,

de mi exclamación en la distancia,

que murmuran, rompen el silencio,

y se adentran calladas.


Al amanecer,

cuando renacen los rayos de sol,

sueño convertirme en arena,

acariciada por el suave vaivén de un oleaje,

que siempre me despierta,

con tus ojos tan cerca,

en un alba que asoma,

en un instante prolongado,

y la eternidad nos envuelva.



Amor es una palabra,

 


Amor es tan solo una palabra,

que nunca camina sola

en la senda del silencio,

es una travesía que navega,

vuela,

se clava como alfileres,

es raíz que arraiga,

más allá de las entrañas y la piel.


Es una mirada, una caricia,

serenidad que serpentea en un grito,

un suspiro,

una noche en vela.


Amor es trueno,

tormenta,

un momento que retumba, eterno,

es agua que fluye,

es tener sed,

en un río que se desborda.


Amor no es el fin del viaje,

es una nota,

un acorde,

un comienzo,

tan solo un pétalo,

para que el jardín esté completo.


Unicamente amor no basta,

amor no es amar,

es una palabra que resuena,

palabra que llora,

y se convierte en sentimiento.

Amar solo, no es amor,

es más bien un profundo dolor,

lo sé, porque es la única

palabra que tengo.



Amor Pató la Vida




Entre cañas y juncos,
había dos patitos juntos,
eran jóvenes y enamorados,
siempre pegados a todos lados.
Pasaban todo el tiempo,
como dos conejitos,
su libre pasatiempo,
hacer más patitos.
El bosque estaba alterado,
¡qué escándalo¡,
¡silencio solicito¡


Una mañana pasaba por allí,
una pareja de la guardia civil,
detenidos y ante la jueza se los llevaron,
en el bosque no protestaron,
como siempre, llegaron para interrumpir.

Con el mazo bien alto, dijo la jueza,
que hacer patitos entre la meleza,
con tanta presteza,
era una proeza,
pero debían hacerlo con más delicadeza,
o bien irse más afuera,
y para que asentaran la cabeza,
la multa fue muy severa.

Moraleja:

sea como fuere
que nadie se entere.


Navidad



 Bajo los ecos de risas forzadas,

la escena se adorna de singularidad,

tras el festín inicial, el banquete de la farsa,

es el instante de envolver alegría,

una falacia hábilmente disfrazada,

en papel de engaño, con sabores festivos,

se despliega la ficción de paz y armonía,

brindemos con el prójimo y extraño,

con nuestra mejor botella de hipocresía, 

es la Navidad.


Adornamos corazones con destellos ilusorios,

luces que emulan autenticidad,

en el árbol parpadean promesas vacías,

abrazos efímeros y cálidos,

cada encuentro es un sacrificio,

cada gesto, una representación,

 un teatro de artificio, es la Navidad.


Llamadme insensato, 

mas quiero,

que todas las luces se extingan,

y prefiero,

sumergirme en el silencio,

bajo sombras de sinceridad.



En mi soledad,


En mi soledad,

una velada luz blanca avanza con calma,

como susurros penitentes

sobre espejismos en sombra,

en un reflejo difuminado y tenue,

de lo que una vez fue realidad.



En la oscuridad de mi soledad,

busco rosas rojas,

que planté para ti,

y el viento las acariciaba al azar,

pero ahora,

quizás yacen marchitas,

y no sé cuándo florecerán.



En el jardín de atrás,

el silencio,

espinas y recuerdos brotan,

y nada más.



Una ausencia aflora,

como en un desván sellado al tiempo,

implacable y voraz.



Ningún aguacero

limpiará el suelo

de mi soledad,

de nuestras historias,

mezcladas como hojas al vuelo,

que vienen y van.



Si mi alma fuera brizna de hierba,

quizás,

germinen huellas de esperanza,

quizás,

se disipe este pesar.



Si mi amor solo fuera tuyo,

y nada fuera mío,

hoy, solo quizás,

en mi eterna soledad,

no tendría nada que enterrar.


A los pies del naranjo,

 


A los pies del naranjo,

desde las raices nacida,

reposa una delicada flor,

ofrenda de toda una vida:

¡fragancia bajo tu sombra entregas,

azahar que a la tierra arrojas!

Un lamento despliegas,

brotando en la despedida,

y en la suave brisa se eleva,

el perfume de un adiós.



Ser romántico

 



Ser romántico no es solo

encerrar en sí palabras bellas,

de sentimientos que laten,

y penas que ahogan.

Ser romántico es pasión,

es mirar con la intensidad

de un ocaso que consume,

ser fuego que devora.

Cómo besas, y abrazas el tiempo

como si fuera escaso,

descubrir en la respiración

las huellas de su presencia.

Tener miedo y no titubear

cuando en sus ojos tu alma se refleja.

Ser romántico es sentir,

ser el eco de los latidos del pecho,

es hacer sentir lo que sientes

y tú, con tu magia,

haces que yo sienta.

No necesitas ser romántica,

lo eres a tu manera,

pero ser romántico,

es hablar con el corazón,

y el tuyo, de silenciosa grandeza,

no tiene fronteras.





Tengo la austera esperanza,

 


Tengo la austera esperanza,

oculta en un suspiro,

de ilusionarme de ti,

y en el devaneo desatado,

renunciar a la razón,

partir descalzo,

y errar contigo.

Que seas el suelo

donde despiertan las rosas rojas

las promesas,

suspiros y llantos.

Que seas cielo y mar

por donde peregrino,

vendaval sobre mis pasos,

la sombra donde naufrago.

 Esperanza,

 que seas la tierra sobre mis manos,

la quietud donde reposar,

en el crepúsculo de mis latidos.



Me llamas ciego,


Me llamas ciego,

porque pretendo en ojos ajenos,

lo que en los míos no encuentro,

el alivio de un dolor,

que yo solo sostengo,

pero nadie más ve.


Ciego,

porque cada día regreso,

al mismo trasnochado café,

de perfumes febríles

y aires cargados,

para inhalar las historias

que otros han desdeñado.


Una silla de palabras vacías

yergue a mi lado,

cierro los ojos,

su sombra apagada adquiere forma,

finjo que conversamos,

pero nadie más nos ve.


Ciego,

porque bebo sin dueño,

sobre estas pesadas

hojas de papel,

en la solitaria compañía,

y no hallo el rastro extraviado,

que se refleja en mis callos,

de un amor que se despidió,

y con ojos bien abiertos,

no lo quise ver.




No sé si tañe mi verbo

 




No sé si tañe mi verbo en tus palabras,

el tuyo reposa en mis labios,

pero aquel día,

te convertiste en mi verso,

y trocaste mi caminar,

aquella tarde tranquila,

de solitario viajero,

con errático peregrinar,

fortuita bajo el cielo,

maldita sobre mi piel,

en cada suspiro,

mi pecado,

mi modo de amar.



miércoles, 29 de noviembre de 2023

En la senda perdida



En la senda perdida de tu boca

imagino batallas con mi pluma

 escritas sobre un folio en blanco, 

contando la crónica

 de lisonjas que son derrotadas

en los límites de mi tinta y tu piel.


Mis palabras de promesas y anhelos,

ofrendas sin armadura, 

se estremecen temblorosas,

pretendiendo las caricias de tus besos,

y con tus besos, 

desfallecen vencidas, 

abatidas en tus labios.


lunes, 27 de noviembre de 2023

Me miró, la miré,

 



Me miró, 

la miré, 

fue  un fugaz encuentro,

que duró un destello,

efímera pasión inmortal,

en un respiro tan breve, 

que quise retenerla

toda la vida,

para amarla, 

arrojado,

sin final,

 con plena sinrazón, 

con irremediable necesidad. 


Me miró, 

la miré, 

y  nos consumimos

por siempre,

en la eternidad

 persistente de un instante.

 



viernes, 24 de noviembre de 2023

El alma perdida



 El alma nada desorientada

 en el silencio

del llano de la desierta noche,

y  un corazón furtivo parpadea,

se consume,

se apaga,

helado y herido,

bajo la brisa de las estrellas.


No hay testigos

llorando sus penas,

y amanece el olvido,

el rocío, araña mi piel, 

bajo el ébano del cielo,

y en la tierra,

apago mi sed.



sábado, 18 de noviembre de 2023

La casa del columpio.




 Paul había estado inquieto durante toda la mañana, se levantaba repetidamente, acomodaba la leña en la chimenea y miraba recelosamente hacia la ventana. Allí estaba Marie, hasta no hace mucho su esposa, que permanecía en silencio, de pie y silenciosa desde las primeras horas del día. 

El aroma en la cabaña evocaba recuerdos y emociones pasadas; el humo dulce de la chimenea se entremezclaba con una fragancia cálida y familiar junto a los olores de una vieja lata ennegrecida que contenía un puñado de castañas crepitando lentamente al fuego, acentuando la atmósfera tranquila, pero tensa de la habitación,

La vida de Marie, en las útlimas semanas, se había convertido en una rutina repetitiva y monótona, se levantaba muy temprano, antes de las primeras luces del alba, encendía la hoguera, calentaba un poco de agua y se dirigía con su taza de té hacia la ventana, envuelta en el silencio y sin pronunciar palabra. Pareciera mirar hacia el horizonte, pero Paul sabía que solo observaba el columpio, un regalo hecho a mano de su abuelo, de quien heredó la cabaña años atrás, y Marie solo clavaba su mirada hacia  su hija Clara, que pasaba las horas bajo aquel viejo olmo, hasta bien entrada la tarde, al igual que lo había hecho ella cuando era pequeña.

Aunque el tiempo era templado, aún quedaban rastros de nieve entre las copas de los árboles y en el tejado de la casa, precepitándose de vez en cuando hacia la tierra. Marie apenas tocaba su té mientras, en el columpio, su hija Clara permanecía inmóvil, cabizbaja y mirando fijamente el suelo, sentada con su blusa y falda de vivas flores y colores, a veces, movía sus zapatos que flotaban en el aire como queriendo caminar sobre la hierba mientras agarraba fuertemente las cuerdas del columpio con sus pequeñas manos blancas como la nieve que la rodeaba.

La bruma iba desapareciendo cuando Paul, en uno de sus interminables viajes hacia la chimenea, derribó al suelo una de las tenazas que estaban apoyadas junto a la pared de piedra, golpeando el suelo de madera y en la tranquila casa sonó como el eco seco de un redoble lejano. Con cara preocupación miró hacia Marie, pero esta seguía sin inmutarse, como si nada que ocurriera en el interior de aquella vieja cabaña pudiera apartarla de su quietud y tristeza, y no apartó la vista de la ventana. 

Paul se acercó lentamente, procurando no hacer ruido, hacia su antigua compañera, se detuvo a apenas un palmo tras  ella y se percató de que el té en su taza estaba intacto y frío.

El rostro de Paul era un reflejo de la culpa, quería hablar con Marie de tantas cosas pero simplemente se limitó a esperar callado. Al cabo de un rato, con voz baja pero amable, se dirigió a ella: 

-"Veo que hoy has puesto castañas al fuego, los dos sabemos que le entusiasman... ¿crees que con ese truco animarás a Clara para que entre en la casa?"

Marie apartó la mano gélida que Paul había depositado sobre su hombro: "Clara está perdida y piensa que la he abandonado".

-"Aún recuerdo las navidades pasadas", (prosiguió Paul), "los tres sentados junto al fuego, cuando nos contabas historias de estos bosques y tu abuelo  hasta altas horas de la noche y nos quedábamos dormidos en el suelo de madera. Éramos... una familia afortunada."

Marie respiraba profundamente y simplemente permanecía inmóvil, guardando silencio, como si Paul no estuviera en la habitación.

Pasaron minutos y Paul suspiró, y si pudiera llorar en ese momento, lo hubiera hecho, y simplemente preguntó con voz apacible:

- “¿Cuándo crees que Clara estará preparada para volver?"

Marie, por un momento, salió de su estado de trance, giró levemente la mirada hacia Paul, y sin dejar de vigilar el columpio, contestó fríamente, reteniendo con dificultad sus lágrimas:

- "Aún sigo siendo su madre y no puedo guiar a mi hija hacia su propia casa, debe ser ella sola quien recuerde lo que pasó la noche del accidente en coche, que tú y ella moristeis en la ambulancia, camino del hospital...y solo así su espíritu podrá descansar".




viernes, 17 de noviembre de 2023

La Autopsia


La Autopsia Animal Post Mortem (necropsia)


    La sala estaba sumida en silencio, solo roto por el suave zumbido de las luces blancas fluorescentes del techo y el esporádico crujir de los guantes de látex del forense. En la mesa de acero inoxidable estaba el cadáver del animal en espera, mientras el forense ajustaba la grabadora que sacó del bolsillo de su bata verde.


-“Registro de necropsia número 00145, macho, adulto", aseveró el forense con voz firme y calmada.


-"Incisión torácica,", añadía dirigiéndose a su pequeño aparato, mientras que con el filo del bisturí iba descubriendo la trama intrincada de tejidos y músculos. Algunos hilos de sangre salían lentamente por la Y perfectamente trazada en el torso.


"Sección longitudinal del tracto digestivo". Las tijeras quirúrgicas y pinzas le permitieron explorar los órganos internos, extrayendo muestras de tejidos con una cucharilla para análisis histopatológicos posteriores más detallados y así poder diagnosticar la presencia de enfermedades.


"... Apertura del tórax completa" ... separaba las costillas e iba extrayendo y observando los órganos, a la vez que los depositaba en un pequeño contenedor que mantenía a su lado, junto a una mesita con el resto de instrumental

Era el turno de la sierra para huesos, que empezó a resonar y se podía percibir el peculiar olor a quemado para poder abordar la cavidad craneal, permitiendo al Dr. Evans examinar el cerebro con minuciosidad. 

"Inspección cerebral completa", registró en la grabadora mientras utilizaba agujas para extraer fluidos cerebrales. 


- Estado: dentro de los estándares aceptables.


 La soledad en cada procedimiento en aquel frío laboratorio era una rutina habitual convertida en un diálogo entre el forense y la grabadora que duró un par de horas más.


-"Evaluación general: Maduración no completa."


    Se apartó de la mesa quitándose sus guantes de látex completamente manchados de sangre y fluidos, los depositó en un cubo, mientras se dirigía al teléfono de la sala, marcando rápidamente el número.


-"Oficina de Investigación Forense, buenos días", respondió la voz al otro lado.


El forense habló pausadamente con la calma que otorga años de práctica y experiencia analizando a la misma especie.


-"Señor Anderson, soy el doctor Evans. He completado la necropsia del espécimen proporcionado en cuestión. El proceso de producción y maduración de la especie del Planeta Granja Alfa-50X1 está dentro de los parámetros normales requeridos, en general, se podría decir, está siendo un éxito y, como indico en el informe que le remito, pronto todo estará listo para la siguiente fase.


-“”¿tiempo estimado para el inicio de la recolección?“” (preguntó el señor Anderson)


-“”En mi opinión, podremos iniciar el periodo de cosecha dentro de dos ciclos solares, y si me permite añadir señor, será excelente.“”


 (Se hizo el silencio y esperó la respuesta del otro lado.)


-Muchas gracias, señor Evans, en breve su laboratorio recibirá el nuevo lote de especímenes humanos capturados procedentes del Planeta Tierra, para que prosiga con sus análisis, como así nos había solicitado. Que pase un buen día.




miércoles, 15 de noviembre de 2023

Convertimos el sosiego en pasión



 Convertimos el sosiego en pasión,

la pasión, en una carrera desenfrenada,

un querer veloz,

donde nuestros corazones competían,

en un fugaz torbellino,

queriendo alcanzar el vértigo de lo inmediato.


Nos quisimos con tanta premura,

y con latido apresurado,

que las caricias se volvieron urgencia,

y nos perdimos en un ritmo acelerado,

en una carrera tumultuosa,

sin metas ni límites.


Olvidamos atrás las miradas,

cerramos ventanas,

y quisimos llenar el vacío,

con destellos fugaces.

y amor desatado,

pero pronto, quedó rezagado,

y lo abandonamos todo.


Intentamos retener lo que quedaba,

fragmentos de momentos 

que entre los dedos se nos escapaban,

pero olvidamos atrás las palabras.


Y gestamos el silencio,

y en la pausa,

ninguno supo decir adiós.



domingo, 12 de noviembre de 2023

tus ojos verdes

 


Anhelo encontrarte cada día,
atrás, en nuestro jardín,
mirarte entre lirios,
descalza sobre la hierba,
envuelta de lino blanco,
ver tus ojos verdes,
ojos que sienten,
que ponen a prueba mi paciencia,
verte y sentir que me miran.

Como dos lagos de aguas profundas,
donde me sumerjo y embriago,
te miro,
me pierdo,
 naufrago en el vaivén, 
entre mis latidos
y tus pupilas. 

En el oasis de tus ojos verdes
me extravío,
y en tu mirar,
despierto desterrado,
bajo la sombra
de un edén de pétalos desplegados,
acariciado por la sombra de un sueño,
y envuelto,
por tus suaves besos esmeralda.



Mis pasos son guiados



 Mis pasos son guiados 

por caminos de tierra,

entre campos polvorientos

que respiran tu ausencia.


Bajo la sombra de las hojas,

tu figura persiste, oculta,

y allá, en la lejanía, resuena tu nombre, 

como eco en labios ajenos,

que fluye con firme presencia.


El sol se rinde, 

y la luna despierta,

cada estrella en la penumbra,

testigo ambulante

de mi interminable espera.


Hojas marchitas caen en procesión,

como lágrimas de la noche, 

y se acumulan en el sendero,

testigos silenciosos,

en esta prolongada calma,

de los días que han pasado

desde el instante de tu partida.


Aunque me quede sin camino,

entre el susurro de las ramas 

y murmullos del invierno, 

he sellado una promesa,

en esta senda enredada

que se despliega ante mis pasos,

donde siempre te espero,

y al alba,  sembraremos nuestro reencuentro.



martes, 7 de noviembre de 2023

Recostado bajo la luna,



 Recostado bajo la luna,

tengo sueños extraños,

mis dedos besan con ternura

 la suave piel de las flores,

los pétalos me hablan y los pájaros,

 me susurran al oído

melodías de viejas canciones.

Los árboles, con sus brazos erguidos,

me saludan, cuando navego por la tierra.

Soy como un niño cansado,

tras jugar con las estrellas, 

y mis pies, descalzos, hallan la paz

 sobre la húmeda hierba fresca.

Recostado bajo la luna,

tengo sueños extraños,

donde el amor duerme profundo,

entre el calor de mis brazos.



sábado, 4 de noviembre de 2023

Sé que no me quieres



 Sé que no me quieres, y lo comprendo, 

somos dos caminos que se bifurcan,

y tu corazón, distante, en cada gesto,

se evade y oculta,

pero sigues siendo un sueño,

que aguarda, y en la espera,

revivo tus ojos esmeralda,

grabados en la levedad de la noche.


Quiero tenerte cerca, tan cerca,

 que al pensarlo, mi alma arde,

pero sé que no me quieres,

y mis certezas, en tu ausencia, 

en silencio se deshacen.


Te has vuelto, hace tiempo,

manantial de agua clara,

y mis manos están manchadas de arcilla,

que me amedrenta volver a acariciarte.


Miedo a que me quieras como antes,

que nos queramos como siempre lo hicimos,

cuando éramos jóvenes en locura,

y nos dejamos llevar por las pasiones,

miedo, a convertirnos en dos seres vulnerables.


Sé que no me quieres, que ya no te quiero,

preferimos mentirnos, sentirnos heridos,

y nos lastimamos en este juego,

de pesados miedos y breves verdades.


En alguna esquina del destino,

entre mis ojos sinceros y tus  labios encendidos, 

sentirás, que aún anhelo tus abrazos,

y a aquel fuego antiguo, 

cuando nuestros corazones danzaron juntos,

y sellamos nuestras almas, 

con el candor de lo prohibido.



Dunes