martes, 5 de septiembre de 2023

- LA TORMENTA


LA TORMENTA
(relato corto suspense)


    Era una noche como cualquier otra en la vida de Álvaro, un joven aficionado youtuber con un canal de cine. Vivía alejado de la gran ciudad, le gustaba la tranquilidad y se había alquilado una casa en un pequeño pueblo en el campo. Sus seguidores lo conocían por su carisma y su amor por las películas retro y cine serie B, y a pesar de no tener una audiencia masiva, disfrutaba interactuando con sus seguidores en sus transmisiones en vivo desde su habitación, en el primer piso de aquella vetusta casa.

    Había decorado su rincón con pósters de clásicos del cine, con musas como Ava Gardner y otras tantas estrellas de cine, estantes llenos de cintas VHS, DVD´s y libros antiguos. Su ordenador, era su ventana al mundo.

    La noche transcurría con normalidad mientras se preparaba para su próxima transmisión en vivo. El reloj marcaba las horas y la atmósfera en su habitación era relajada, como de costumbre. Los pocos seguidores que se habían unido a la transmisión esperaban ansiosos verlo, la gente lo adoraba por su facilidad palabras y cariño hacia el cine. Pero nadie estaba preperado para lo que iba a suceder esa noche.

    Justo cuando se disponía a iniciar la transmisión, saludando con su habitual frase de inicio: “Hola, muy buenas noches a todos, bien-ve...”, un trueno atronador retumbó en el cielo y la lluvia comenzó a caer con intensidad contra el techo de la casa. El repentino cambio  lo interrumpió e hizo que parara su frase a mitad. El sonido de las gotas de lluvia chocando contra la ventana se mezcló con los truenos, creando un telón de fondo funesto que sumergió la habitación en una inquietante semi-oscuridad.

    Álvaro, mirando a la cámara de su ordenador, sonrió nerviosamente. “Parece que la lluvia quiere unirse a la sesión”, bromeó, tratando de mantener su calma ante el inesperado cambio de clima. Sin embargo, no pudo evitar sentir un escalofrío que recorrió su espalda mientras la tormenta continuaba en el exterior.

      A medida que analizaba cada escena de la película los comentarios de ánimo y emoción y alguna que otra risa comenzaron a llegar.

    Pero la tormenta no estaba dispuesta a dejarlo en paz. La electricidad en la casa parpadeaba y la conexión a Internet se volvía intermitente. La imagen en su pantalla oscilaba y se distorsionaba, haciendo que la película se volviera borrosa en los momentos cruciales. Álvaro luchaba por mantener su compostura y continuar como si fuera una noche cualquiera. Pero no lo era.

    Mientras tanto buscó en el canal de noticias algún dato sobre el tiempo y se hablaba de una borrasca en la zona que nunca antes se había visto en esos lugares. Álvaro apenas podía escuchar las voces de los presentadores con el estruendo del temporal, pero las imágenes mostraban un sistema de grandes nubes negras que parecía haber surgido de la nada.

    La sensación de que algo no estaba bien se apoderó de él mientras intentaba continuar con su transmisión en vivo en medio de la tormenta.

    El vendaval fuera de la ventana continuaba su furia, iluminando y golpeando la habitación con destellos de relámpagos esporádicos. La audiencia, comenzó a mostrar signos de intranquilidad.

"¿Qué está ocurriendo?¿Estás bien?" preguntaban en el chat. La preocupación era compartida por otros. Álvaro trató de mantener la calma: "Sí, todo está bien, solo un poco de mal tiempo. Estamos bien aquí."

    Pero las palabras tranquilizadoras no podían ocultar su cara inquietud. No recordaba una tormenta como esta, parecía cobrar vida y no tener fin, daba la sensación tenerlo aislado en su casa de campo. Los truenos y los relámpagos parecían dirigirse directamente hacia su casa.

Los comentarios seguían llegando, pero ahora eran aún más extraños y perturbadores. Comenzaba a sentirse vigilado, como si estuviera atrapado en una pesadilla. El presentimiento, de que algo oscuro y tenebroso se acercaba, se hacía cada vez más y más intenso.

     Poco a poco, cada palabra que decía, cada acción que realizaba, era anticipada por los miembros del chat, sus seguidores escribían y respondían a preguntas que aun no había dicho y aun seguián en su mente.

 "Sé lo que piensas" "Sé lo que piensas" apareció repetidas veces en pantalla. Pero cuando preguntaba quíen lo había escrito, el chat ignoraba sus preguntas. 

La sensación de paranoia se apoderó de él mientras intentaba entender lo que estaba sucediendo, sentía estar atrapado en su transmisión en vivo mientras la tormenta continuaba azotando. Álvaro se sentía más vulnerable y abrumado, los minutos se volvieron interminables.

    En un intento por romper este bucle aterrador, decidió despedirse de su público. Se desconectó de la transmisión y apagó su ordenador. Sin embargo, en lugar de encontrar alivio, se encontró atrapado en la oscuridad de su habitación, con la tormenta bramando afuera.

    Un rayo rugió, iluminó su habitación por completo y su ordenador se encendió de nuevo, sin que nadie lo tocara y lo conectó a su transmisión. Volvio a apagar el ordenador, esta vez desenchufándolo de la corriente pero mientras estiraba del cable, otro rayo mas estruendoso sonó fuera, sonó como el eco de un “Noooo” lejano y el ordenador volvio a conectarse.

   Cada vez que intentaba desconectar su ordenador, se encontraba de nuevo en la misma habitación, enfrentado a los mismos comentarios de su audiencia, a las mismas acciones y con la tormenta  furiosa tras su ventana.

    Comenzó a cuestionarse su propia realidad, o simplemente se estaba volviendo loco, debía encontrar una manera de salir antes de que consumiera su cordura por completo y escapar de ahí.

    Se levantó de su silla con manos temblorosas y se dirigió hacia la puerta de su habitación. La urgencia por escapar lo impulsaba. Sin embargo, cuando intentó girar el pomo, una fuerza invisible pareció sujetar la puerta con una crueldad. Cerrada con llave o no, la puerta se resistía a ceder, sin importar cuánto hiciera o cuánto sudor corriera por su frente. El pánico lo inundó mientras sus gritos de rabia y desesperación se mezclaban con el sonido de la tormenta.

Mientras forcejeaba, una descarga eléctrica salió del pomo y lo tumbó al suelo, alejándolo y dejándolo incosciente unos segundos. Allí estaba el, aturdido y dolorido, sin poder escapar.

    La habitación parecía menguar a su alrededor, y la tormenta, tenía el control absoluto sobre su entorno que se revelaba cada vez más como algo siniestro, rugía con ferocidad en el exterior. Con dificultad, se levantó y volvió a su ordenador.

  De repente, apareció un comentario que se repetía y repetía en la pantalla : "enfréntate a la tormenta, enfréntate.”

    Se levantó de su silla angustiado, vaciló, se acercó y miró por la ventana. Tenía miedo. La lluvia caía en láminas y los truenos resonaban como tambores de guerra. En ese momento, sintió una presencia oscura y siniestra que emanaba de la tempestad y lo arrastraba directamente hacia ella.

    Abrió la ventana y dejó que el vendaval cayera sobre él. El agua lo envolvía, y un sentimiento de conexión con algo más grande que él mismo lo invadió. Sabía que debía hacer frente a la tormenta, aunque ignoraba qué consecuencias traería, y ya bien, por el agua, o bien por el miedo, no dejaba de temblar y su cuerpo apenas le respondía.

    Se quedó petrificado al presenciar la transformación de la tormenta justo delante de él en algo mucho más siniestro y poderoso de lo que jamás había imaginado. Rayos y relámpagos danzaban alrededor, formando un vórtice que lo absorbía hacia un abismo desconocido, incapaz de resistirse a su poder, se sintió arrastrado hacia la oscuridad. Era una batalla entre su voluntad de sobrevivir y un poder malévolo e invisible.

    Dentro del vórtice de la tormenta, se encontraba atrapado y desesperado, sintiendo cómo cada ráfaga de viento y cada rayo lo arrastraban, como si estuviera siendo devorado por la propia furia de la naturaleza. La tormenta lo acechaba, una entidad oscura que no solo conocía sus pensamientos y temores más profundos, sino que parecía nutrirse de su angustia, como si su miedo fuera su alimento en este abismo retorcido y sobrenatural.

    La tormenta, en su furia se reía de su miseria, distorsionando la realidad a voluntad y haciendo que cada paso que daba lo llevara más profundo en un abismo de desesperación. Álvaro intetó correr y huir pero cada intento de escape solo lo sumía en una pesadilla aún más retorcida y aterradora

       Cada vez que intentaba buscar una salida, la entidad lo arrastraba hacia nuevas pesadillas y horrores. En un momento, se encontró frente a una puerta oscura que parecía ser una salida de su habitación, pero al abrirla, se adentró en un pasaje laberíntico que lo llevó a un pozo con aguas más profundas y siniestras que la propia tormenta. Abrió otra puerta y se enfrentó una criatura terrorífica de tres cabezas como salida del mismísimo infierno que lo perseguía a través de un paisaje desértico con dunas infintas repletas de huesos de esqueletos.

    No había esperanza de escapar, tenía la sensación que estaban pasando años y todas sus acciones habían sido inútiles, estaba agotado por completo. La desesperación lo inundó mientras enfrentaba el hecho de que estaría atrapado en este mundo retorcido para siempre.

    La entidad oscura, consciente de su derrota, se manifestó ante él en una forma que desafiaba toda comprensión. Era una figura sombría, parecía tener forma serpiente con múltiples ojos rojos, una criatura imponente como salida del averno que se cernía sobre él. Su voz un siseo ensordecedor en su mente. "¿Por qué luchas, Álvaro?" "Estás en mis dominios y aquí no hay lugar para los vivos."

      Las palabras retumbaron en su cabeza, llenándolo de un terror que inmovilizaba su cuerpo, trataba de poner sus manos en sus oídos para paliar el dolor y se rindió. Se dejó caer de rodillas en el suelo retorcido y miró hacia arriba, hacia el sinietro ser que lo observaba. "¿Qué quieres de mí?" preguntó, su voz temblorosa en el quiebre de su desesperación

    La entidad sonrió, una carcajada soltó pero no era de este mundo, no era humana, y el viento le sacudió con fuerza, como un huracán, era más un gesto de satisfacción y triunfo que de alegría. “No temas, Álvaro, serás parte de mi eterno espectáculo, y tu sufrimiento alimentará a mis cuervos, solo observo de qué forma quieres entregarme tu vida".

    Tras esas palabras, la entidad se desvaneció en la oscuridad, y una tormenta rugió envolviendo a Álvaro y haciendolo desaparecer.


    A La mañana siguiente, la casa de campo de Álvaro fue el escenario de una escalofriante escena. La policía, al principio pensó que era algún tipo de broma, pero ante la insistencia de las llamadas de sus seguidores preocupados por su desaparición y los extraños sucesos que habían ocurrido en su última transmisión en vivo, decidieron irrumpidir en su hogar.

    Los agentes derribaron la puerta de la habitación. Lo que encontraron los dejó sin aliento y la luz de sus linternas temblaban en cada punto de aquel lugar. La habitación estaba empapada en sangre, con manchas que adornaban las paredes y el suelo. Frases macabras habían sido garabateadas en las paredes con una escritura que parecía haber sido hecha con sus propios dedos y sangre.

   Las palabras escritas parecían ser los comentarios que los seguidores habían hecho en pantalla durante su última transmisión en vivo. "¡Sal de ahí!", "¡La tormenta es peligrosa!", "¡Estás en peligro!", "¡Aparta de la venana¡"

    Pero lo que más asustó a los agentes de policia no fue la oscuridad del lugar, ni las pinturas hechas con sangre, lo más escalofriante era el olor del lugar. No olía a nada, ni aroma ni hedor, a nada. Era como estar sumidos en el vacío.

   La policía se ritiró del lugar sin pronunciar palabra, decidieron en silencio volver en la mañana pero no encontraron rastro de él.

        Interrogaron a los vecinos y revisaron las grabaciones de la transmisión en vivo, pero no pudieron encontrar ninguna pista que explicara lo que había sucedido.

      La policía nunca pudo resolver el caso, la casa de campo fue abandonada y marcada como un lugar maldito, una tumba silenciosa de una historia que se convirtió en una leyenda urbana, una pesadilla que continuó acechando a quienes la conocieron pero que poco a poco se fue olvidando con el tiempo y aunque las heridas comenzaron a cicatrizar, la sombra nunca desapareció por completo y nadie sabe lo qué sucederá en la siguiente retransmisión cuando vuelva la tormenta.

    Tened por seguro que todo esto ocurrió, porque yo estuve presente esa noche.



Fin.


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