Otoño, que en tus manos
sostienes la brisa fría
en cada racha de viento,
acortando los días con nostalgia,
y silencioso destierro.
De tonos apagados vistes,
y te cumbres con sabor a melancolía,
pintando, con suaves colores
el adiós de las flores,
junto a cada hoja que esparces,
en tu sereno viaje.
No me acostumbro a la despedida
que te llevas y acompaña
con cada crujir de las ramas,
anunciando, a cada paso,
el lento fluir de la vida.
Lentamente, el sol se oculta temprano,
y quiero anclar mis pasos
en tus atardeceres dorados,
buscando los apacibles
tonos de calma.
Mis pensamientos se extravían
en tus noches alargadas,
e invento relatos, que recubren,
las sombras que creas,
donde persistes a mi lado,
pero no hallo consuelo,
en esta, tu perpetua partida.