¿Qué quedará cuando ya no estés?,
cuando las febriles pasiones se apaguen,
las paredes dejen de vibrar,
y mis ojos no contemplen la aurora.
¿Qué quedará cuando ya no estés?,
cuando tu aliento ya no roce mi piel
si nada fue eterno y todo morirá,
cayendo en el olvido, como lo hace ahora.
¿Y los suspiros?
¿Y los recuerdos?
¿Qué de mi voz, mis versos,
tu risa y mi llanto?
Mi sombra se mezclará con las sombras,
fantasmas errantes
latiendo como destellos en la noche,
y tu aroma se derramará
en cada rincón de mis sueños.
Quedarán las huellas de tus dedos,
marcadas en la geografía de mi cuerpo,
y tus caricias reflejadas
en las aguas en llamas de mis deseos,
en una espiral, de eterno adiós.
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