Sé que no me quieres, y lo comprendo,
somos dos caminos que se bifurcan,
y tu corazón, distante, en cada gesto,
se evade y oculta,
pero sigues siendo un sueño,
que aguarda, y en la espera,
revivo tus ojos esmeralda,
grabados en la levedad de la noche.
Quiero tenerte cerca, tan cerca,
que al pensarlo, mi alma arde,
pero sé que no me quieres,
y mis certezas, en tu ausencia,
en silencio se deshacen.
Te has vuelto, hace tiempo,
manantial de agua clara,
y mis manos están manchadas de arcilla,
que me amedrenta volver a acariciarte.
Miedo a que me quieras como antes,
que nos queramos como siempre lo hicimos,
cuando éramos jóvenes en locura,
y nos dejamos llevar por las pasiones,
miedo, a convertirnos en dos seres vulnerables.
Sé que no me quieres, que ya no te quiero,
preferimos mentirnos, sentirnos heridos,
y nos lastimamos en este juego,
de pesados miedos y breves verdades.
En alguna esquina del destino,
entre mis ojos sinceros y tus labios encendidos,
sentirás, que aún anhelo tus abrazos,
y a aquel fuego antiguo,
cuando nuestros corazones danzaron juntos,
y sellamos nuestras almas,
con el candor de lo prohibido.
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