Anhelo encontrarte cada día,
atrás, en nuestro jardín,
mirarte entre lirios,
descalza sobre la hierba,
envuelta de lino blanco,
ver tus ojos verdes,
ojos que sienten,
que ponen a prueba mi paciencia,
verte y sentir que me miran.
Como dos lagos de aguas profundas,
donde me sumerjo y embriago,
te miro,
me pierdo,
naufrago en el vaivén,
entre mis latidos
y tus pupilas.
En el oasis de tus ojos verdes
me extravío,
y en tu mirar,
despierto desterrado,
bajo la sombra
de un edén de pétalos desplegados,
acariciado por la sombra de un sueño,
y envuelto,
por tus suaves besos esmeralda.
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