Recostado bajo la luna,
tengo sueños extraños,
mis dedos besan con ternura
la suave piel de las flores,
los pétalos me hablan y los pájaros,
me susurran al oído
melodías de viejas canciones.
Los árboles, con sus brazos erguidos,
me saludan, cuando navego por la tierra.
Soy como un niño cansado,
tras jugar con las estrellas,
y mis pies, descalzos, hallan la paz
sobre la húmeda hierba fresca.
Recostado bajo la luna,
tengo sueños extraños,
donde el amor duerme profundo,
entre el calor de mis brazos.
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