Tengo la austera esperanza,
oculta en un suspiro,
de ilusionarme de ti,
y en el devaneo desatado,
renunciar a la razón,
partir descalzo,
y errar contigo.
Que seas el suelo
donde despiertan las rosas rojas
las promesas,
suspiros y llantos.
Que seas cielo y mar
por donde peregrino,
vendaval sobre mis pasos,
la sombra donde naufrago.
Esperanza,
que seas la tierra sobre mis manos,
la quietud donde reposar,
en el crepúsculo de mis latidos.
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