Hoy, sentado en un banco,
pasos familiares
se acercaron.
He visto al viento traer
una sombra, me saludó,
y se sentó junto a mí.
Conversamos sobre los días de sol,
de las nuves grises,
del presente,
de los días que atrás dejamos.
El tiempo parecía detenido a mi lado,
o quizás, lo estaba olvidando.
El sol descendía,
y la sombra inició
los pasos de la despedida,
entre colores ocres y pardo.
Me quedé contemplando el horizonte,
tejiendo mis historias,
solo, en el banco,
cerré los ojos,
y dejé que la noche
acariciara de cerca mi rostro.
Hoy, mientras deambulaba,
vi a un hombre solitario
sentado en un banco,
suavemente me acerqué,
tomé asiento a su lado,
y compartió sus recuerdos,
a las personas que había amado.
Pacientemente esperé escuchando,
hasta la llegada del anochecer,
lo besé en la frente,
y le recordé, que la hora de partir
había llegado.
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