A los pies del naranjo,
desde las raices nacida,
reposa una delicada flor,
ofrenda de toda una vida:
¡fragancia bajo tu sombra entregas,
azahar que a la tierra arrojas!
Un lamento despliegas,
brotando en la despedida,
y en la suave brisa se eleva,
el perfume de un adiós.
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