En la playa, un hombre solo, pensativo,
trata de hallar en su memoria
la palabra que ha olvidado.
Lucha por un dolor invisible
que sabe que existe
y anida en el vacío.
Busca respuestas en los trazos
que el viento deja.
Manos unidas en su pecho,
sintiendo un corazón tan desnudo
como sus pies descalzos.
Quiere aprender el lenguaje de las olas,
amar al mar
y ser orilla.
Arañar la arena, ser arena
y dejar una huella efímera de su paso.
Echar un ancla a su locura
y detener la marea.
Dejar de ser un hombre abrumado
disuelto en el horizonte.
Quiere ser océano
en cada gota y en cada grano.
Ser viento en el eco de su memoria.
Ser palabra que transciende el tiempo.
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