Recuerdos de mi niñez,
unas migas de pan
y un puñado castañas,
sostenidas en la
hoguera
en la vieja y ennegrecida cazuela
avivada con las llamas.
Gélidos inviernos pasados
a las faldas de la candela.
Ver crepitar la vieja
madera
de difuntos olivos centenarios
que fueron arrancados,
para alimentar nuestros ánimos,
del pecho de la
tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sé respetuoso