Me sigue paralizando el miedo
a que se vuelvan abrir las heridas
al decirte cuánto te quiero
y que no me mires y sólo digas
que yo, ya no soy el primero,
ni siquiera una cuenta en tu vida.
Avanzo por el día
vagabundeando,
el pasado es como un puñal
mal clavado
que con cada andar
hurga más adentro.
Y aunque pueda pasarme
toda la noche soñando
ya no me aventuro,
no me queda consuelo.
Mi barco naufragó
antes de partir de puerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sé respetuoso