Siendo pequeño
no me entusiasmaba jugar
con los demás niños del barrio.
Con mi pálida tiza prefería trazar
renglones en el frío cemento,
descubrir perdidos tesoros
ocultos en un viejo armario.
Me gustaba subir a mi terraza,
elevar pájaros de papel,
entre las nubes danzantes del viento,
soltar el hilo de una cometa rasgada
entre mis dedos.
.
Verla partir allá lejos,
hacia los verdes olivos,
del labrado campo viejo.
De pequeño no me entusiasma
atrapar sueños,
al igual que ahora.
prefiero liberarlos al vuelo.
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