Durante años, mis palabras he callado,
en cada poema, en cada verso,
un pedacito de mí
se derramaba entre la tinta
y se desvanecía en el deseo.
Mi pluma como bálsamo
de la melancolía.
Voces que en el pincel son aliento,
en el papel... penas y agonía.
A cada palabra sentía que iba a desvanecer
en silencio.
A cada estrofa iba creando
los muros de mi prisión.
Mi voz poco a poco fue callando
y cada una de mis letras se volvió vacía.
Me alejé del papel y del fuego.
Quizás, el tiempo sanará la herida,
en algún momento vuelva a escribir.
Cada poema me quita la vida,
en cada verso puedo resurgir.
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