Siempre imaginé tu corazón
como un océano
de aguas tranquilas,
y yo, intrépido, navego
por el suave coral de tus labios.
Cuando las olas se alzan,
y golpean la arena,
en las noches de luna llena,
encuentro, la calma
en tus mareas.
Y en la quietud del alba,
cesan la furia de mis tormentas.
Como el océano,
me envuelve,
me arrastra,
en cada ola,
mi rumbo entrego
bajo el cielo,
y amanezco
sereno y maldito,
desnudo en la arena.
Y en la quietud del alba,
resucito en tus aguas.