Bajo un manto de noche sombría,
la mar camina serena,
he venido a avivar la memoria
y sepultar los recuerdos
que me atan la tierra.
Olvidar que en el horizonte
siempre habrá luna,
donde solo hay espejismos,
danzando entre las estrellas,
de una sombra errante.
Dejar de creer que el vaivén,
sin destino ni deriva,
de una ola en la arena,
une dos orillas.
Mis lágrimas son las cenizas
que brotan de una tierra en llamas,
el reflejo de un alma ataviada con espinas
que peregrina por un sendero
que alguna vez fue vida.
He venido a olvidarte junto al mar,
y con cada lágrima,
me traes de vuelta a la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sé respetuoso