A pesar de que otros corazones
laten con sus pesares,
la soledad,
me acoge y escucha en sus brazos,
fiel amante complaciente,
que reposa a mi lado.
Únicamente mía,
en un entendimiento paciente,
sin exigencias,
ni palabras,
y me escucha,
a través de sus ojos,
en silencio,
guiándome a recordar,
la tangible realidad del dolor,
cuando pronuncio tu nombre.
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