Hoy vi un árbol desnudo,
de tronco grande e imponente,
despojado de hojas,
pintado de melancolía.
Un árbol huérfano,
abandonado por su sombra,
donde sólo brota el quebranto
en sus ramas olvidadas.
Es la llegada del invierno,
que todo ensombrece en su vientre,
una penumbra de lenta muerte.
Quise dejar atrás
un océano sin horizonte
donde los recuerdos zozobran.
Pero hoy vi un árbol
de colores ausentes,
y mi corazón recordó,
que un día naufragó
en la memoria del olvido.
Y recordó esos días,
cuando tus brazos,
le resguardaban del frío.
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