miércoles, 7 de noviembre de 2012
Dos cortitos (r)
lunes, 5 de noviembre de 2012
Hoy no voy a escribirte (r)
Hoy no voy a tejer versos tristes,
desprovistos de tus palabras,
ni tintados en sangrientas lágrimas.
Ni del tiempo que se congela,
convirtiéndonos en errantes vagabundos
de un sendero sin rumbo ni destino.
Hoy no plasmaré versos sombríos,
huérfanos de alma.
ese salvavidas humano,
que del abismo oscuro nos rescata.
Ni de cómo tu amor
no logró salvarme
cuando mi corazón se ahogaba.
Día tras día, me dejaste caer,
incapaz de sanar mis heridas
que, por ti, sangraban.
Hoy no voy a escribirte
versos tristes,
sin derramar lágrimas.
domingo, 4 de noviembre de 2012
He tratado cada día (r)
He tratado cada día de abandonar
este desolado laberinto de soledad.
Descalzado y herido,
clamando al cielo
en busca de una tenue señal.
Pero el grito se ahoga y mi llanto enmudece
en estas impávidas paredes
hechas de invierno.
No hallé hendidura que atravesar.
Todo en mi mundo se quiebra
salvo los muros
de esta perversa condena.
En mis noches
no hay amaneceres
ni cánticos a luna plateada.
Solo un oscuro cielo
que a cada paso del reloj de arena
se torna aún más sombrío.
He intentado entregarme
a un sueño profundo,
pero este frío que todo lo invade,
hiere tanto que impide
que el aliento escape.
He tratado de gritar,
pero hace tanto tiempo
que habito aquí,
que ya no invoco el eco
de las palabras,
y todo es tan solo un recuerdo
en este gélido sueño.
viernes, 2 de noviembre de 2012
Cuando me siento abatido (r)
Cuando me siento abatido
acostumbro deambular
y caminar hacia la playa,
desnudar mis pies en el cálido vacío
y sepultar un llanto en la arena.
Abrazar el sonido de las olas
y contemplar, poco a poco,
en la silenciosa oscuridad,
cómo pasan las horas,
cómo menguan las estrellas.
La noche es fría y me abstraigo
distraido mirando la mar,
en la distancia que nos separa.
¿Y si pudiera atravesar
este océano infinito,
y nadar hasta la otra orilla?
Solo este manto turquesa nos aleja.
Pero sucumbo y
me abandonan las fuerzas.
En el crepúsculo,
recuerdo el primer día que te vi.
Ese, que tu sonrisa vestía
un ramillete de colores.
Ese, en que el brillo
de tus grandes ojos negros
avivaron esperanzas
en un solar yerto.
Ese día, en el que yo
erraba muerto
y mi corazón renació
buscando tu encuentro.
miércoles, 31 de octubre de 2012
Aún no es invierno (r)
Aún no es invierno
y aquí, de pie, tras el cristal
de mi ventana,
siento como golpea
el furioso viento,
arremetiendo con su puñal
de frío y escarcha.
Intento recordar,
avivar en mí,
ese calor, que en el pasado,
me traías con tus abrazos.
Dicen que la distancia
es una muerte que te apuñala
en silencio y lentamente.
Que arrebata la vida
en cada sueño.
Diabólica compañera
de la esperanza.
Soñar no es vano
cuando no se tiene miedo
a la gélida guadaña.
¡Soñar ...!
Soñar que alojas
tus labios en mi mejilla,
como estela de mar
que se deposita suavemente,
por la fría arena
de la orilla.
Una huella presente,
que deje de ser
cadenas del pasado.
No habrá más lágrimas,
distancias, ni llanto.
¡Soñar, soñar juntos de la mano!
sábado, 6 de octubre de 2012
Hojas resquebrajadas bajo mis pies…(r)
Hojas resquebrajadas
crujen bajo mis pasos,
anuncio majestuoso
de la llegada del Otoño.
Nada perdura eternamente.
Los almendros, desnudos,
se rinden al viento,
un frío creciente abraza
sus brazos abiertos.
El sol del mediodía,
visitante pasajero,
cobija a los cerezos,
evocando recuerdos,
de cuando se vestían
de hojas y flores.
Esos mismos trajes
que ahora yacen marchitos
en el gélido suelo.
El cielo palidece,
su brillo se apaga
y se tiñe de amarillo.
Atrás se desvanecen
los días cálidos
vencidos en susurros,
en el sueño de la noche.
Nada es eterno.
Sólo el frío persiste,
un testigo mudo,
que mantiene con vida
mi corazón inerte.
Y solo el recuerdo
de tu sonrisa,
de un último beso,
desharía este gélido yermo.
Pero los días de ayer
parecen ya tan lejanos.
lunes, 27 de agosto de 2012
Quiero susurrarle a la luna (r)
Quiero susurrarle a la luna al oído,
acariciar con dulzura su tez plateada
contarle los sueños de cuando era niño
y en las frías noches del estío
silenciaba mis lágrimas en la mañana.
Quiero sentarme en su falda blanca y pura
y dormir cobijado por su caluroso destello,
soñar, que ya no sueño nada
y que todo ha sido un sueño.
Quiero sucumbir a su lado,
abrazado, en calma.
Despertar al alba con su mirada,
como en las noches de verano
el rocío, besa la madrugada.
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