sábado, 6 de octubre de 2012

Hojas resquebrajadas bajo mis pies…(r)



Hojas resquebrajadas

crujen bajo mis pasos,

anuncio majestuoso

de la llegada del Otoño.

Nada perdura eternamente.

Los almendros, desnudos,

se rinden al viento,

un frío creciente abraza

sus brazos abiertos.


El sol del mediodía,

visitante pasajero,

cobija a los cerezos,

evocando recuerdos,

de cuando se vestían

de hojas y flores.


 Esos mismos trajes

que ahora yacen marchitos

en el gélido suelo.


El cielo palidece,

su brillo se apaga

 y se tiñe de amarillo.

Atrás se desvanecen

los días cálidos

vencidos en susurros,

 en el sueño de la noche.


Nada es eterno.


Sólo el frío persiste,

un testigo mudo,

que mantiene con vida

mi corazón inerte.


Y solo el recuerdo 

de tu sonrisa,

de un último beso,

desharía este gélido yermo. 


Pero los días de ayer

parecen ya tan lejanos.


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