Desdichado destino
ver las estrellas
y no poderlas tocar.
Soñar con besar la luna.
Soy un viajero
entre las olas y el velo.
Sed y esperanza
en mi boca
Tu distancia me
sabe a la mar.
Desdichado destino
ver las estrellas
y no poderlas tocar.
Soñar con besar la luna.
Soy un viajero
entre las olas y el velo.
Sed y esperanza
en mi boca
Tu distancia me
sabe a la mar.
No quiero abrir los ojos,
quiero seguir soñando. . .
Hoy he vuelto a tener
el mismo eterno sueño
donde cada día me levanto
y tú estabas a mi lado.
Cada día, el mismo encuentro
y nos envolvemos en abrazos
En mis sueños te persigo,
pero el viento te va llevando.
Corres, vuelas,
te escabulles,
y te alejas.
En mis sueños no te alcanzo.
No me preguntes por qué
persigo tus pasos,
queriendo que se acabe la tarde,
que el tiempo pare,
en mi quimera poder atraparte
y en tu mirada me lance.
No necesito estrellas que me guíen
ni plateada luna que me encante,
el viento suave guía mi barco errante.
Juegas a que no te veo
pero sé
que tú también deseas que te atrape
Sigo en este dulce trance,
no quiero abrir los ojos,
quiero seguir soñando
y en mi corazón, apresarte.
(en revisión, versión no final)
En un rincón oculto secreto de mi desván
mora una pequeña ave malherida,
moribunda de ala rota...
pero su corazón aún palpita.
llena de misterios y secretos
que intenta recordar cómo era revolotear
sin rumbo cierto por el cielo...
decidida a volver a volar.
Se imagina surcando el cielo azul,
dejando atrás, con su revoloteo,
el negro velo...
buscando la libertad.
Y sin saberlo, con cada aleteo
otorga aliento a mi castigo,
encuentro mi anhelo en su vuelo
y sin sospecha, algún día yo también
sanaré las heridas y
tendré las fuerzas de abandonar el suelo.
He pasado tanto tiempo
oculto en una sombría cueva
curando cicatrices con fuego
que olvidé los colores de la noche
arrinconando recuerdos,
abrazando etéreas sombras,
velando viejas fábulas.
En mi vigilia acechaba el miedo
.
He pasado tanto tiempo,
esperando el atardecer,
que no me di cuenta
que me guiabas en sueños
para dejar atrás mi destierro.
Y heme aquí, de pie en la senda
cubierto con tus vendas,
mirando al cielo.
Atrás quedó la cueva.
No temo gélido viento.
Me alejé del amparo de tu cálido pecho,
en un instante que se desvaneció,
escudriñando el eterno vacío,
supe que tus ramas ya no eran mi techo.
Nunca te he pedido perdón ni clemencia,
hacia deshojados bosques peregriné,
medrando en la incertidumbre,
este no es mi camino en tu ausencia
es el destino que yo me forjé
.
Hoy repiquetean los ecos del retornar,
siguiendo un rastro de gotas carmesí,
a las raíces que me vieron partir.
Al destino no puede esquivar,
me hallo desabrigado ante ti.
Hoy soy libre,
hoy regreso a ti,
Mis sueños enredados en tus raíces
anidan en mi corazón que te añora,
siempre fuiste mi refugio y mi hogar,
mi corazón se funde en tu memoria.