Empujado a caminar,
cuando las estrellas
despiertan a media noche.
Bajar a la mar,
y escribir tu nombre
en la cálida arena,
tantas veces como
las borra la marea.
Tantas
como mi pecho,
en silencio
aún te desea.
Y a pesar que cada ola,
regresa burlona
para llevarse tu nombre
Allá, tan lejos,
yo lo escribo de nuevo,
cada vez,
con más fuerza.
Y será mi condena
que mi corazón late,
al amanecer,
con cada ola
que te lleva.
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