lunes, 1 de enero de 2024

Ante el espejo,



Ante el espejo,

la realidad se desdobla,

el tiempo se desvanece,

y la verdad se desnuda.

Frente al espejo,

pintados como un lienzo,

arrojo y despido mis sueños,

que se proyectan de silente regreso,

en un portal de reencuentros,

como un reflejo de lo etéreo.



Niño Cautivado

 



Era un niño cautivado,
de una estatua de bronce se enamoró,
soñó que el metal cobraba aliento,
y el calor de su mirada en deseo se tornó.
Imaginaba que el corazón helado,
le susurraba en la noche,
imaginó ternuras que ardían,
en un pecho que nunca latió.

Inmóvil ilusión,
de mañanas frías,
en cada rincón de su mente,
y bajo sábanas,
poco a poco, deshizo su amor,
pero nunca fue consciente,
que de la estatua lágrimas caían,
en la oscuridad de su habitación.



Tus ojos,


 Tus ojos,

del color de las tormentas,

relámpagos profundos,

como perlas que resplandecen, 

de tonos verdes y grises. 

Ojos que susurran sueños,

besos y calma.

Mirar tu mirada,

ojos que se clavan,

y transcurre una vida, 

cuando callan.


La luz,

 

La luz, ilusión fugaz,

arquitecta de contrastes,

se enreda en lo invisible,

moldea la realidad,

y esculpe los matices del crepúsculo,

donde el cielo se viste de tonos cálidos

y las pinceladas de fuego se desvanecen,

dejando espacio a las sombras

que flotan en el aire.

La luz, origen de la vida,

y testigo de la muerte.

Caminar errante sobre la nieve,


 

Caminar errante sobre la nieve,

dejando atrás memorias,

con aliento gélido,

y escarcha en el pecho.



En el aire,

lágrimas plateadas

caen con gracia desde el cielo,

un manto blanco,

se adueña del paisaje.



Árboles de blancos corazones,

exhalan silencio,

de ramas engalanadas

con pájaros de cristal,

abrazando el abrigo del invierno.



A pesar de que otros corazones


A pesar de que otros corazones

laten con sus pesares,

la soledad,

me acoge y escucha en sus brazos,

fiel amante complaciente,

que reposa a mi lado.

Únicamente mía,

en un entendimiento paciente,

sin exigencias,

ni palabras,

y me escucha,

a través de sus ojos,

en silencio,

guiándome a recordar,

la tangible realidad del dolor,

cuando pronuncio tu nombre.



Ruge el viento

 

Ruge el viento

en el horizonte salado,

un relámpago rasga la negrura,

silencio,

miro,

no hay gaviotas sobre el mar.


La tormenta me acompaña,

un vacío que exhibe sus alas,

alcanzando la arena,

la sal besa mis labios, 

por la tierra transito,

mis pasos,

como olas atrapadas en un espejo,

camino, sin avanzar.

Cuando calla el cielo, 

ruge la furia del mar,

un destello se ahoga,

se agrietan mis pensamientos.

en el silencio, 

habita un lamento fugaz,


¿Quién añora mis lágrimas

en la profundidad del mar?




Dunes