Mientras camino solo,
dejo caer mi brazo en vano,
y mi mano busca, ansiosa,
entrelazarse con la tuya,
anhelando ese encuentro
que un día se desvaneció de mi lado.
Apenas logro atrapar entre mis dedos
fragmentos de silencio
y briznas de recuerdos.
Solo siento la fría brisa del invierno
que fluye y se desvanece.
Observo como las negras nubes
envuelven el horizonte,
y el viento desgarra las hojas,
caminando en mi soledad,
a sepultar un sueño
bajo un árbol de oscuro lamento.
A veces creo
que cuando mi corazón llora,
se agita la mar.
He soñado tantas veces contigo,
mientras camino en solitario,
que dejé atrás el olvido,
y comencé a lamentar
aquel primer día
en que no debí
echarte de menos.
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